
El Sorteo de la Lotería de la Navidad es tal vez el sorteo más popular de toda España. No es un sorteo ni un juego cualquiera, es una actividad donde participa toda la familia, es tradición, es historia, es fe, creencia y es pueblo.
Cuando se piensa en el Sorteo, en la manera cómo los españoles comienzan a reunir para comprar un décimo o billete, en todas las tradiciones, costumbres y leyendas que lo rodean, en la manera cómo se comparten los décimos con un amigo, con la familia, es inevitable pensar que este sorteo forma parte también de esas cosas poderosas que nos unen y nos hace ser lo que somos: gente generosa, con tradición familiar, con esperanza y con futuro.
Cada persona es una historia en sí misma y la comparte con todos aquellos que cada 22 de diciembre se unen a través de la creencia y la fe en ese número del décimo que hemos escogido. Ciertamente, sin saberlo compartimos anhelos, esperanza, energía y hasta la ansiedad cada vez que los Niños de Sal Idelfonso cantan un número.
Después de 3 horas y media, ya la suerte está echada y cantada. Es justo el momento cuando comienzan otras historias, las de los ganadores, la de esos afortunados como el caso de los estudiantes del IES Emilio Manzano, en la población vecina de Laujar de Andarax, que vendieron en su pueblo un total de 800 décimos del Gordo de la Lotería de Navidad, el 79.140, que retiraron de la administración de Roquetas de Mar para recaudar fondos para un viaje de estudios. Un viaje que generó mucha felicidad a todo un pueblo, según lo dijo la alcaldesa de Laujar de Andarax, Almudena Morales, en declaraciones en Europa Press «Casi todo el pueblo lleva algún décimo, aunque sea compartido, y le ha tocado a gente trabajadora, de toda la vida y que lo necesita muchísimo, que le hacía muchísima falta» o como los 32 trabajadores del Museo de Cera de Madrid que se compartieron los 12,8 millones de euros del Gordo o como el caso de Manuela y Pepi Valderrama que perdieron a su madre unos días previos al Sorteo y ganaron el 3 premio de la Lotería. Junto a sus respectivas parejas, Borja y Àlex, adquirieron íntegramente el número 37 de L’Hospitalet de Llobregat en Barcelona o como tantos otros cuyas vidas cambiaron de un momento a otro.
Jugar a la Lotería de la Navidad es y sigue siendo parte de nuestras vidas, una suerte de historia personal compartida y por compartir por todo el país en su conjunto en un momento de alegría en que somos uno como pueblo.